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martes, 23 de noviembre de 2010

LOS POST QUE CLARÍN NO SE BANCÓ: EL EXTRAÑO Y TAN HABITUAL CASO DE LOS HERMANOS HERRERA NOBLE

 



 CUANDO LO ÚNICO NOBLE ES LA VERDAD







“Seamos libres, y lo demás no importa nada”
General José de San Martín



Que un hijo a quien le mataron los padres se ponga del lado de los asesinos, es algo muy raro en cualquier país del mundo, pero no en la Argentina, donde la Argentina es lo raro. En la Argentina se suceden desde hace décadas los casos de hijos cuyos padres fueron asesinados, y que sin embargo al descubrirlo se ponen del lado de los asesinos, porque estos últimos parecen ser sus “padres”. Raro, sí, pero no para nosotros, y muchos menos para las Abuelas de Plaza de Mayo, que viven esta rareza con toda normalidad.
Emblemáticos y cruciales, allí están ahora en foco Marcela y Felipe Noble Herrera, los ya célebres “hijos” de la señora Ernestina Herrera de Noble, emperatriz del grupo Clarín, con todo lo que ello significa, más aún hoy… cuando la hora de la verdad parece tan cerca.
Felipe y Marcela, aparentemente, todo indicaría –todo-, que son hijos de desaparecidos  apropiados ilegalmente durante la dictadura por, claro, su madre adoptiva. Como tales y tantos, perplejos y confusos por su propia historia, ellos también se ponen momentáneamente del lado de su madre adoptiva, quien, de confirmarse que ellos son hijos de desaparecidos, sería entonces cómplice de dicha presunta apropiación ilegal. Lo cual la convertiría, de una u otra forma, en cómplice a su vez de quienes desaparecieron a sus verdaderos padres.
No vemos temas mucho más delicados sobre la gran mesa de asuntos argentinos. Comprendemos la confusión y la perplejidad de Felipe y Marcela, y no alcanzamos a imaginar el océano de presiones que los someten. No es un caso único, ya lo dijimos, pero sí. Sí lo es.
Porque no habrá novedad en que las Abuelas de Plaza de Mayo, con dolorosa suerte siempre, encuentren otros dos nietos de padres desaparecidos por la dictadura militar de Videla & Co. Pero con estos dos, eso sí, un millón de caretas caerían de un saque para siempre, y muchos, muchísimos pingües negocios, astutos pero legales, se acabarían de golpe.
Porque si estos dos jóvenes son de verdad hijos apropiados de padres desaparecidos por la última dictadura militar, entonces podría ser cierto lo que hace poco declaró el ex dueño del diario La Razón, Julio Pirillo, sobre la confesión que a su vez le hiciera personalmente Héctor Clarín Magneto de cómo él habría gestionado los dos niños ante Videla para la señora de Noble. Entonces el señor Clarín Magneto tendría mucho que explicar, y la señora de Noble, desde luego, también.  Pero no sólo ellos.



Videla brinda con Ernestina. Fotos tenemos todos.


Imaginemos con qué cara a la mañana siguiente de semejante confirmación aparecerían ante nosotros tantos hasta ayer nomás apóstoles de la verdad y la justicia y la democracia y la libertad de expresión, como Santo Biassati, Joaquín Morales Solá, Nelson Castro, María Laura Santillán, Eduardo Van der Koy, Julio Blanc, Magdalena, Bonelli, Silvestre, en fin… todos esos luchadores que durante tantos años habrían callado tantos crímenes mintiéndonos como mentirosos vulgares, como habladores a sueldo, apóstoles de nada…  ¿con qué cara de pronto, eh?...
Porque algo puedo asegurarles, ya en primera persona del singular, y con más de 25 años de ejercicio del periodismo en la Argentina: si esto se confirma, estimados lectores, sepan que no será una sorpresa para ningún periodista argentino con más de 40 años de edad. Todos lo sabíamos, algunos incluso habíamos escrito sobre el tema (ya referiré esa historia); quiero decir: todos podíamos investigar, preguntar, buscar y saber. Y todos podíamos decir algo, y muchos nunca dijeron nada. Al contrario: ayudaron a callar. Sobre todo, desde luego, los empleados de la señora de Noble. Más bien.
Comprendemos la confusión y la perplejidad y las presiones que sufren hoy  Marcela y Felipe Noble Herrera, y hasta entendemos que dicha confusión los lleve a sentirse víctimas de quienes sólo buscan acercarles la verdad. Pero hay un país en juego, no se trata sólo de ellos, porque ni ellos son sólo ellos, ni Clarín es sólo Clarín. 


...tus hijos no son tus hijos... 
En 1976, Clarín –o sea: la señora de Noble y sus socios, entre estos los dueños del diario La Nación-, al apropiarse por el favor de la dictadura militar de la empresa Papel Prensa, pasó a ser algo más que Clarín: pasó a ser el dueño del papel en la Argentina, y por lo tanto, quien decidía la suerte de cualquier intento gráfico, o sea, el dueño de la opinión pública argentina, y así, desde entonces, desde sus páginas, desde sus títeres, desde sus ficciones y sus realidades, hicieron lo que quisieron con el país, con sus gobiernos, con nosotros… porque esto también se trata de nosotros, de todos nosotros, el gran pueblo argentino, y su salud.
Si la señora Ernestina Herrera es inocente, ella, sus hijos y todos los argentinos podremos dormir tranquilos otra vez, y hasta volver a leer Clarín, escuchar Mitre, y mirar canal 13 y TN. Lo prometemos.
Pero si la Noble dueña del conglomerado periodístico más poderoso de Latinoamáerica, resulta ser de pronto y apenas una inmensa mentira, pues entonces todas sus verdades, las suyas y las de su grupo, también lo serán, y allí nosotros, el pueblo, rotas ya las cadenas de tantas mentiras y sus mentirosos, por fin seremos libres de verdad.
Porque sólo la verdad nos hará libres, que es lo único que importa. 


 Cobos y Magnetto: ellos también tienen un sueño.



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