////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

lunes, 20 de diciembre de 2010

CONFIRMADO: LOS AMORES ETERNOS DURAN DOS HORAS

Hablemos de amor



LA PELÍCULA DE LA FELICIDAD





"Hollywood no es una ciudad, ni una industria...
es un raro gas nervioso que flota sobre nosotros".
William Faulkner


Desde que Hollywood nos inspira, no sólo enloquecieron la justicia, la guerra, la policía, sino el amor también.
Antes de Hollywood, las cosas eran más como son, y chau., la gente no tenía esperanzas desmedidas.
Los héroes de guerra antes de Hollywood terminaban por lo general descuartizados y resentidos hasta volverse lógicamente despreciables y marginados; y la policía era más sobria incluso hasta para torturarte; no cualquier picapleitos se creía Kevin Costner o Al Pacino; y el amor se deslizaba por sus canales habituales de hartazgo, desencanto y desgaste, y entonces, para rematarlos en la ficción, se recurría mejor a la tragedia, como suele hacer, por ejemplo, la realidad.
Antes de Hollywood los finales felices eran baratijas sin público, las grandes ficciones se consagraban casi siempre en desastres pasionales que hicieron de Shakespeare o Flaubert escritores muy sabios, aunque no muy alentadores, claro…
Pero entonces un día llegó Hollywood con sus amores eternos de 120 minutos, y la humanidad entera comenzó a enloquecer, a delirar, a creer que aquéllo, lo que tanto deseábamos y fantaseábamos, era también posible…
Y sí, más bien: era posible, pero no real…
Era posible en el cine, por dos horitas, poco más… allí el amor si, como quisiéramos, se congela en un beso como quisiéramos mientras una música como quisiéramos nos eterniza felices como quisiéramos… Luego carteles que no importan nos empastan la cara y nos exímen del después, ¿pero qué importa del después, si toda la vida es el ayer?
Deberíamos reaccionar, despertar. Ya estamos grandes: pronto el cine sonoro cumplirá cien años, ya hemos visto demasiado...



Estos dos se besan desde siempre. Pero no.


Es verdad que el mundo moderno funciona exactamente como nos cuentan El Padrino uno, dos y tres, sí. Y es cierto que la guerra es así de inasible y absurda como la vemos en Pelotón o en Apocalipsis Now. También. Y también es verdad que hay hombres que arañan, claro (recordemos sin ir más lejos a Gallardito, aquél 10 de River tan nervioso), pero el hombre araña no existe, ja, no... Ni Batman. Ni Robin. Son actores que hacen de Batman, o de Robín, ficciones, je... mentiras, bah...
La Bella y la Bestia es un cuento, por ejemplo, no un documental, ojo.
Ni tampoco es posible todavía viajar en el tiempo como dice Spilberg, cuidado, no se tiren con el auto por el balcón que se van a ensartar...
Parece una broma, un sarcasmo, ojalá lo fuera, pero no… ya casi un siglo de historias rosadas y comedias románticas con finales felices, están llevando a la locura a una humanidad completa, y a sus descendientes. Pensemos en los niños.
Antes la gente ya sabía cómo era la cosa, y se entregaba al matrimonio sin ilusiones de vodeville… Shakespeare, Balzac, Flaubert, Dostoyevski, no engañaban a su público, no lo arrojaban a las hogueras de la desilusión con una foto de James Dean chorreando aceite de cocina entre las manos… 
Porque en la vida real al final llega el beso, sí, pero despuès no te salvan los carteles, ni se oye la musiquita ésa y la vida sigue, la acción continúa, mucho, uf, hasta la muerte sigue la vida, y claro... ahí ya el beso del final no se termina nunca, se estira, se estira demasiado, incluso se hace un poquito cansador, imagináte, llega un momento que ya se te seca la boca y medio que se te empieza a acalambrar la lengua, y te empieza a dar sed, además, más bien, y después hambre, lógico, y no te digo nada si encima te agarra el invierno así, besándote eternamente, ahí capaz que ya se te congelan las patas ¿porque cómo hacés para patear el piso mientras te besás?, y encima ves que la musiquita de mierda del final no llega nunca, y los cartelitos tampoco, y vos seguís con el beso porque lo viste en el cine, sí, pero de a poco por mucho que no quieras te vas avivando de que nada es como en el cine, que no viene el The End, y que ya medio que querés ir al baño, porque llevás horas así, con el beso de la felicidad, y no, no podés, tenés que seguir porque lo viste en el cine y no sabés hasta cuándo, eso es lo peor, porque llega un momento que ya se te paspan los labios y el otro medio que te empieza a resultar una molestia, más bien, como un siamés que tenés pegado y que no sabés cómo sacártelo de encima, porque claro, empiezan a pasar los años, y los cartelitos y la musiquita de mierda que nunca llegan, y vos que ya te empezás a preguntar qué carajo de mentira es esa de la felicidad del amor eterno, y la re…
No, en el cine no es como en la vida, ojo, reaccionemos...
A Terminator se le quemó todo California, por ejemplo, y no pudo hacer nada.
Widney Snipper hace de policía en todas las películas y en la realidad se lo están llevando en cana por no pagar los impuestos igual que a Al Capone, no tiene nada que ver la ficción con la vida...
Vivimos engañados. Reaccionemos.
Hollywood también, que se ponga las pilas...
No estaría nada mal que por lo menos en las películas de amor, una leyenda al comenzar nos avisara a todos: “No intente hacer lo mismo en su casa”.



Hasta que la erosión de los vientos nos separe...

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