////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

jueves, 23 de abril de 2015

Destellos Ajenos - hoy: Tahar Djaout...






Destellos ajenos:

“El silencio es muerte.

Y tú si callas mueres.

Y tú si hablas mueres.

Entonces habla y muere”.



Tahar Djaout

viernes, 17 de abril de 2015

sábado, 11 de abril de 2015

CLARÍN, O EL DRAMA DE LA COMICIDAD


Perdido por perdido, despacio como aturdido, de manera impensada y sin embargo muy decidida, Clarín fue cambiando de género y degeneró del drama a la comedia, y de la comedia a la comicidad. Así lo que antes daba bronca, ahora da risa y cada vez más risa. 
Cuando el humor gráfico argentino parecía extinto, el extinto monopolio se inmola entre carcajadas.


LA RISA DE NO SER





“Uno de mi calle me ha dicho que dice 
conocer un tipo que un día…”
J. M. Serrat


Quizá todo comenzó en aquel octubre huracanado de 2011, cuando la victoria aplastante de Cristina pulverizaba la feroz ofensiva iniciada por Clarín desde la crisis de los grandes terratenientes tres años antes. Esa fue, acaso, la primera gran carcajada.
Tres años de mentiras y de agravios, de campañas miserables con desfile de traidores. TN, Canal 13, Radio Mitre, diario Clarín, Nelson Castro, Inmorales Solá, Van der Koy, Fernandito Bravo más bravo que nunca, Lanata inflado hasta reventar, todos los medios todos, todos sus empleados todos, tres años con sus días y sus noches, y Cristina que contra viento y marea se alzaba con ese 55 por ciento que todavía les duele. La risa entonces duró días, semanas, meses…
La bronca volvió de a poco. La bronca que da sobre todo sentirse subestimado como lector, como persona adulta, por las campañas baratas y demasiado evidentes, por las mentiras grandes pero las desmentidas chiquititas; por la entrega, por la traición, por la indisimulable alegría que les produjo el secuestro de la Fragata Libertad en Ganha; por la ilusión que les inspira cada nuevo zarpazo de la diplomacia británica en las Malvinas; por todas las corridas cambiarias que desataban con sus tapas contra la economía de todos nosotros, por la gran esperanza que les supone todavía Paul Singer y sus fondos buitres… por la imperdonable indiferencia de llevarse puesto el país si con eso la dañan a Cristina… daban bronca, además de asco, y sed de justicia por Papel Prensa, por la nunca bien contada historia de los hijos adoptivos de Ernestina (y de Magnetto); por las maniobras con las AFJP, por el lavado de guita denunciado por el vicepresidente del JP Morgan, por el genocidio entero que encubrieron y aplaudieron… cada día más rabia daban, claro.
Pero antes del quebrantamiento es la soberbia, está en la Biblia.
Enceguecidos por la impotencia, llevados por el canto de sirenas de su propia desesperación, dispuestos a probarlo todo, despacio pero efectivamente, se perdieron por los caminos de una comicidad involuntaria que, como tal, no hace reír, sino que da risa y por eso es fatal.
En los hitos de esa historia acaso haya que registrar, fundacional, la pretensión desde ya desopilante de presentar a Lilita Carrió como “uno de los referentes políticos más serios de la Argentina” (Joaqu-Inmorales Solá, dixit). Pero tan serio referente apenas rascaría el uno por ciento de los votos en aquellas mismas elecciones de 2011. Una risa, sí. Luego repitieron tanto el chiste, que ya no causa gracia, y por ahí se deshilacha Lilita sin que le quede más nadie a quién denunciar al pedo…
Pero los chistes continuaron, la danza de los potenciales permitía todos los augurios, todas las sospechas, cualquier humorada, ya no hacían falta investigaciones ni pruebas, un rumor más o menos bien envuelto de “altas fuentes confiables” y rociado con muchos “allegados a” y todo por supuesto “hiperchequeado”, terminó por enloquecerlos, y en su espiral de odios, de miedos y mentiras, acabaron por morderse la cola ellos mismos desatando allí sí las carcajadas del público en general…
La metamorfosis no fue fácil. Por demasiado tiempo no dejaban en claro si hablaban en serio, o era todo joda. Las humoradas entrelazadas con las alarmas de un inminente Apocalipsis que sigue sin llegar (a no ser que gane Macri), desconcertaron al lector, que no sabía, ya, si reírse, llorar, o tirar el diario a la basura. El grueso del público se decidió por la tercera opción, y por eso hoy venden menos que en 1963, cuando el país no tenía ni la mitad de la población actual.
Cuando el agua alcanzó la cubierta, Magnetto, evidentemente, ordenó definir el perfil, y entonces sí por fin se lanzaron de lleno a un humor onda Búster Keaton: gesto inmutable, sustancia hilarante.
De allí, quizá, la idea de presentar al fiscal Alberto Nisman como un santo de la espada, mártir de su propia valentía, que así pagaba con su muerte el heroísmo de su misión... cuando en realidad se trataba de un botarate acomodado, un abogado inoperante que en diez años de investigar la causa AMIA, derrochó el mayor presupuesto de la Justicia y lo único que descubrió es que le gustaban de alma los ratones, los gatos y las trampas. Esa fue una risa triste, porque ellos son tristes, pero igual fue una risa, cómo no.
Pensemos hoy en el 18F, la marcha, los paraguas y el silencio, la lluvia, los fiscales y la oposición, y todo por Isidoro Cañones que se nos fue sin saludar…
A la par iban las disparatadas teorías que a diario pretendían resolver el misterio del baño cerrado, con teorías aún más disparatadas sobre conexiones terroristas que en menos de tres párrafos establecían entre Venezuela, Cuba, Irán, la antigua Checoseslovaquia, Júpiter, González Catán, y desde luego Al Qaeda, total es gratis. Eso también fue muy gracioso, nobleza obliga.
Ya en cambio la denuncia de la semana pasada contra Máximo Kirchner -que hasta La Nazión desmentía en simultáneo-, eso, bueno, ja… eso nos hizo pasar momentos que sólo Los Tres Chiflados en la plenitud de la infancia y después de un buen vaso de vino y soda.
A sólo 24 horas de anunciada la denuncia con título catástrofe, ya ni un recuadro la recordaba. Jajajaja, sí… y para mejor muchos de sus creyentes todavía la repetía, cuando ellos ya ni mu, jajaja, sí, cómo no: jajajajaja… y encima obligaron a Máximo a salir de su silencio y lo instalaron como candidato a nivel nacional, jajajaja… como quien se perfora los dos pies con el mismo tiro, jajajaja… una risa que da risa, claro que sí… (ver Con enemigos así…).
O ahora, esta semana, la carta abierta de Alfredo Leuco al Papa reclamándole que no reciba otra vez a Cristina, jojorojojó… qué demasiado… claro que al grito de “una carta abierta no se le niega nadie”, Leuco bien podría iniciar una serie y cartearse ya que está con el Dalai Lama y con Putin, con Mick Jagger y con Messí, total… jajajaja…
El diablo está en los detalles. Al pasar estos días por facebook captamos ese titular que aquí encabeza este post: “La hermana de un amigo de Echegaray…” Debajo todos los comentarios festejaban el chiste. Y claro. Para no reírse de eso, hay que ser por lo menos Héctor Magnetto.
Porque ahí sí la tristeza, la verdadera tragedia. Lo fatal. Lo irreparable.
Cuando un diario que se pretendía serio llega a dar risa sin quererlo, todo ha terminado. Todo. La credibilidad, el prestigio, la penetración en la opinión pública, su verdadero poder… ya todo es pólvora mojada. Todo.
Si sos Magnetto, ¿de qué vas a reírte?...
Porque eso sí que no se resuelve con cautelares, ni te lo arregla Lanata por más gracioso que se crea. Ja.
Qué risa. 



miércoles, 8 de abril de 2015

ESCRITOR X ESCRITOR - Hoy: Ezra Pound por Manuel Vicent...

ESCRITOR POR ESCRITOR


Aunque más no fuera por alentar o sostener o cuando menos celebrar esa magnífica fraternidad fuera del tiempo y del espacio que suscita la escritura entre escritores, aquí El Martiyo presenta esta sección que fija, recorta y comparte, en fragmentos preciosos, pedacitos de ese platónico amor de verdad desinteresado, de verdad espiritual, de verdad eterno… de verdad amor.
Escritor x escritor, como Destellos Ajenos, es un espacio inmejorablemente escrito, porque lo escriben los mejores, sólo que aquí los unos elevan a los otros elevándose así en prueba de una generosidad como la que soñaba don Antonio Machado, cuando “la monedita del alma, se pierde si no se da”.


ESCRITOR X ESCRITOR



Ezra Pound x Manuel Vicent:


Ezra Pound


“Se consideraba un hombre reducido a fragmentos e imaginaba el universo como un poema roto. Para recomponerlo lo reducía todo a poesía, su propia vida, las noticias de los periódicos, los datos de la economía, los episodios de la Biblia, las cotizaciones de Wall Street, los partes meteorológicos, la filosofía de Lao Tse, el carro de la basura, la gloria de los griegos y todos los desechos de la historia. Metabolizaba textos ajenos, aspiraba el detritus que el ganado humano iba dejando a su paso y convertía cada mínimo excremento en una punta de diamante, como si recogiera todo el material que había quedado fuera de la Divina Comedia para someterlo a ritmo interno y forma libre”.


(Manuel Vicent, fragmento de un artículo publicado por El País de España)



Manuel Vicent


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lunes, 6 de abril de 2015

DIEZ CONSEJOS PRÁCTICOS PARA LEER LOS DIARIOS, revistas y afines...

DECÁLOGO DEL LECTOR AVIVADO


  1. Antes que los titulares de un medio, lea siempre sus avisos. Si tiene Internet a mano, puede mejor informarse sobre la composición societaria del medio, lo cual le dará sin error su orientación política.
  2. Detecte y distinga, así fuera en un rápido giro o adjetivo, la opinión o el vaticinio, de lo que es información concreta.
  3. Ante cada información concreta, intente establecer la fuente citada, y revise si dicha fuente está de alguna forma asociada o enfrentada –política o económicamente- al medio que habla, o al hecho que se comenta. Si no consigue precisar la fuente, dude de la veracidad de la información.
  4. No fije en su mente como “información”, rumores, suposiciones y/o chismes. Cuando se tope con expresiones como “fuentes allegadas”, “un funcionario cercano a”, o cosas así, considérelas como lo que son: rumores, especulaciones, chismes, etc.
  5. Manténgase atento a cada potencial: habría, diría, sería, podría, etc. La falsa información, la intencionalidad política, lo que en periodismo se llama “pescado podrido”, suele envolverse así.
  6. Separe como la paja del trigo lo que son puras especulaciones subjetivas del autor de la nota, tipo “fulano querría”, “mengano piensa que”, “zutano intentaría”, etc. Nunca olvide que el cronista periodístico no es un narrador omnisciente que habita la mente de sus personajes. Nada que ver.
  7. La objetividad de un medio será siempre imposible, pero su coherencia no. Si saludan en un funcionario la misma actitud que critican en otro, es claro que están haciendo negocios, no periodismo.
  8. Nunca deje de sopesar en sus conclusiones, ante cada cosa que se dice, cuánto se calla con respecto al mismo tema. En los silencios de los medios, muchas veces, queda atrapada la verdad.
  9. Cuando una frase, enfoque o razonamiento se repite sistemáticamente en distintos articulistas de un mismo medio, o de medios asociados, no descarte la posibilidad de una campaña de prensa decidida más arriba, mucho más arriba del autor del artículo.
  10. Mantenga siempre presente el comportamiento histórico de cada medio en los distintos momentos del país. Y recuerde: especialmente en la Argentina, cuanto mayor es la trayectoria, más sospechoso es el medio. Una historia como la nuestra no se atraviesa impunemente.

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miércoles, 1 de abril de 2015

Clarín, Máximo, y la máxima de Clarín...


En un formidable cañonazo por la culata, ayer el Grupo Clarín instaló a nivel nacional la figura de Máximo Kirchner, posicionándolo como un dirigente lúcido, maduro, calmo, y promisorio. 
Querían hundirlo, y lo encumbraron; querían acabarlo, y se acabaron. 
¿Qué falló?



Con enemigos así…






Dicen que pertenece a don Vicente Leonidas Saadi la frase que su ahijado político Carlos Menem tanto repetía siempre: “en política, el que se calienta pierde”.
Ayer el Grupo Clarín llevó el axioma al bronce, para que nunca se borre de la memoria de los argentinos.
En un formidable cañonazo por la culata, ayer Clarín, con su monopólica fuerza, lanzó a nivel nacional –y muy exitosamente por cierto- la figura de Máximo Kirchner. Tan luego ellos, tan luego a él.
Quisieron hundirlo, y lo encumbraron. Pensaron acabarlo, y lo iniciaron.
Peor aún: quisieron hundirlo, y se hundieron; quisieron acabarlo, y se acabaron.
¿Qué falló?
En pocas horas voces opositoras, ya no oficialistas, hacían cola para pegarles. Jorge Asis los basureaba por twitter, “nabos”, les decía; Zlotogwiazda se indignaba por el “festival de potenciales” (Máximo dixit), mientras disecaba la noticia y no dejaba nada; Gustavo Noriega, antiká rabioso, desde La Once Diez –radio del gobierno de la Ciudad-, se agarraba la cabeza viendo la sombra siniestra del hijo de Néstor y Cristina cubrir ya toda la patria; mientras Hugo Alconoda Mon, desde La Nazión, recomendaba “cautela” porque la información estaba llena de “inconsistencias”, denunciando además que ellos ya la tenían desde 2011, pero debido a esas inconsistencias, la habían guardado.
A esa hora, de Clarín ya no quedaba nada. Por la mañana, Máximo había hablado con Víctor Hugo Morales en una repentina cadena nacional que proyectaba su voz allende los corazones. Con el correr de los minutos el papelón periodístico se volvía inolvidable por histórico, y ahora todo el país saludaba el saludable nacimiento político de Máximo Kirchner, un pura sangre robusto, firme, calmo, lúcido, y responsable de la organización juvenil más importante surgida durante la democracia moderna. Clarín no decía nada. Absortó, atónito, se miraba el agujero del propio balazo en el propio pie.
¿Qué falló?
Falló la aventura. La intrépida aventura que jamás en la historia del mundo diario alguno intentó.
La aventura emprendida en 1977, cuando a cambio de encubrir el genocidio, se adueñaron de Papel Prensa, y ya convertidos en monopolio, abandonaron la práctica esencial del oficio periodístico confiados para siempre en la prepotencia de su volumen. Una aventura asaz riesgosa, que tuvo su cuarto de hora –Menem, rendido, les entregó los canales y las radios para no terminar como Alfonsín-, pero que al cabo acaba así: El Grupo, sus productos, sin credibilidad ni prestigio; la marca y sus dueños bañados en sangre de genocidio; y el volumen aquel en cuya prepotencia confiaron, ya condenado a su reducción por una ley impulsada por el Ejecutivo, aprobada por el Congreso, y refrendada por la Corte Suprema de Justicia. Así acaba la aventura.
Hoy todo lo que vemos es la inercia de aquella mentira inmensa que no para de rodar cuesta abajo, y que más monstruosa se vuelve en su caída. Ni era un santo Nisman, ni era real su denuncia, ni Cristina es miembro de Al Qaeda, ni hay esas cuentas ahora, ni llueve cuando dicen que llueve…
Eso falló.
Olvidados del periodismo, confiados en su tamaño, hicieron de la mentira su mejor arma, y un día una demasiado grande, les explotó en las manos.
Y chau.
Y no quedó nada.
Quedó eso que vemos ahora: un diario al que ya no le creen ni los que le creen.